Monday, 13 November 2006

Jorge"Choncho"Lazaroff

"Vamo'Arriba,con fe pa'l segundo tiempo"


Se las tomó de callado, sin discursos, ni deseos postumos. Sin testamentos ni epitafios. Sin gravedad ni circunspección, tanto que uno hay veces que piensa que está de viaje. Siempre soñé hacerle "la tal" entrevista; un día, siguiendo una pista, me fui a Solymar porque me habían dicho que en las noches de luna grandota (no las de Cúneo), montado en una guitarra eléctrica, un niñito de seis años pasaba por el cielo tocando Doce cascabeles en un pianito de juguete... ¿Será posible? ¿Comunicarme con el más allá sin "mediums",ni esoterismos? Es que el Chancho está ahí, en sus músicas, escritos, cartas Y "mensajes" que manda a través de la familia...
Eso mismo que la gente reconoce en Pelota al medio, lo dice también en Tangatos con la música del potre­ro. El que pone atención a la obra de Jorge lo va a hallar los sonidos cotidianos del día a día. Ondas de cantos habitua­les. Estamos acostumbrados a que las siete notas musicales estén ordenadas de determinada manera y siguiendo de­terminados tonos, creyendo que la com­binación de sonidos y silencios pasan por la misma onda, la misma órbita, la misma estructura. Eso puede ser y pue­de no ser así. Por eso se puede decir con música "Vamo'arriba con fe pa'l segundo tiempo...", aunque hablando ortodoxa­mente el "vamo" sea un barbarismo atávico oriental, un uruguayismo. En la música también hay "barbarismos" o lunfardo: Jorge es netamente popular al reflejar a la gente, se es así realmente re­volucionario, si por revolucionario y po­pular reconocemos el beneficio de la es­pecie. Lo que busca la gente es vivir mejor. Y el músico debe, desde su área, dar lo mejor. Logrando que su música nos haga vivir mejor...

No podía ser otra cosa

Jorge se crió en un ambiente musical. Sus padres (Susy y Juan), cantaban junto a su cuna. Aunque su progenitora es soprano, en los tiempos de su infancia le daban al tango y al folclore; algo así como si la cunita del Choncho hubiera sido arrullada por la radio Clarín...
Los veraneos y fines de semana (siempre que no jugaba Danubio) eran en Solymar. Un día, Jorge - que a menu­do estaba afectado de la garganta- de­bió quedarse en casa con la empleada. Sus padres y la hermanita, Rosario, que tenia dos anos, se fueron a la playa. Al volver encontraron a aquel gurí de seis añitos tocando Doce Cascabeles a la perfección, en un simplísimo pianito de juguete. Después, otra canción, que Jorgito desgranaba como un verdadero músico. Sus padres quedaron asombra­dos: no erraba una nota. Le hicieron tocar otras canciones más y allí se marcó para siempre el futuro del Choncho. Los padres ya habían recibido otras señales, tenían otros datos... como que cuando vivían en la calle Lavalleja, él se pasaba el día entero con un tocadiscos, hacien­do girar las lunas negras de acetato una y otra vez. La música lo impregnaba. Cuando lo del pianito,su padre dijo: "Mirá Susy la facilidad que tiene para sacar las notas, cómo mueve los de­dos, vamos a ponerlo a estu­diar piano..".
Y no le erra­ron, la música fue su supremo guía, hacedor de su vida.

El primer piano

Los Lazaroff, gente de ofi­cio ciudadano desde sus an­cestros obre­ros, se dedica­ron al trabajo de la calefacción. Miguelito, el in­olvidable her­mano de Juan y tío de Jorge, era quien ejercía la gerencia de la empresa fami­liar. Un día le encomendó a Juan ir a com­prar una caldera al remate de Gomensoro; como Juan ya estaba decidido a impulsar la vocación musical de su hijo, cuando vio que rema­taban un piano, no pudo con su genio y lo compró. Feliz, contanto con ese mundo de teclas albinegras como su Danubio, volvió al negocio. Cuando Miguel le pre­guntó si había comprado la caldera a un buen precio, Juan le respondió. "Compré un piano", y Miguel, que no salía de su asombro, le retrucó a la par que le miraba absorto: "¿Qué... te volviste loco?", y en medio de carcajadas que aún parecen atronar el ambiente hasta el día de hoy, Juan respondió mansamente: "Y sí, compré un piano para Jorge".
Y lo puso a estudiar con la profesora Rubia Fusco, que también lo fue deRosario, de Juan Eduardo (el hermano menor) y que ahora sigue su obra docen­te con Andrés, el hijito del Choncho. Hasido Rubia Fusco la profesora de todoslos Lazaroff... En ese piano que aún se veen el apartamento de la Avenida 18 deJulio, y que sucedió al primero, el quellegó "de contrabando" desde el rematede Gomensoro. "Ese piano que ve ahí llegó cuando ya Jorge era concertista, músico serio (si es que así se le puede llamar al ejecutante de música erudita), pero no me olvido que fue el mejor pianis­ta de rock de 1971...", fue diciéndonos Juan, un padre conmovido cada vez que se hurga en la memoria de su hijo. "Si le tiraría la música que cuando nosotros (sus padres) hicimos un conjunto de música follcórica llamado Voces de Solymar, junto a Marta Vidal, Agustín Ortega y el gran guitarrista José María Sosa (el Arachán), Jorge, que tenía diez años, nos escuchaba durante todo el ensayo y cuando éste finalizaba, tomaba la "viola" y sacaba todas las notas...".

Un músico completo

Jorge nos contó subido a su guitarra eléctrica y tocando un pianito de juguete, volando sobre el cielo de Soly­mar una noche de luna llena-que, más allá de haber estudiado piano a nivel de concertista, hizo composición y armonía. Siendo músico en todos los niveles, lue­go de alumno y fue a su vez docente.
Numen inspirador, creador, músico apa­sionado, comprometido. Después "él se vuelca totalmente a la música popular por múltiples razones, primordialmente las políticas. Por las que había que lu­char y luchó tenazmente toda su vida. Siempre fue un solidario absoluto y allí dejó el piano y la músicagrande. A pesar de ello muchas veces venía a casa y se ponía a tocar el piano, cosa que hacía intensamente. Los últimos diez años antes de irse, cuando llegaba su herma­no menor Juan Eduardo, él paraba de tocar y le dejaba el piano al hermano... 'que toque él que es un gran músico, yo le doy a la guitarra'...'. Don Juan mira el rincón. Allí, como centuriones siempre dispuestos a la lucha, están sus encorda­dos... sus guitarras. Silencio.
—Parece obvio, Juan, preguntarte por qué salió danubiano...
—Primero porque su abuela le dio el nombre al club. Y luego porque cuando chico, al ver sufrir a sus padres una derrota del cuadro de sus amores, va fraguando, fundiendo, amasando esa rebeldía. Así somos, primero sufridores estoicos,nos nace de esa manera, el sentimiento democrático carente de soberbia... y además porque si no era de Danubio la abuela no lo iba a convidar a comer sus famosas milanesas rellenas.

El frustrado obrero de La Teja

Jorge en su búsqueda constante, hizo el curso para operario de refinería de La Teja en la ANCAP. Salvó los nada fáciles exámenes y pruebas y decidió ponerse el overol. Los primeros días le costaba una enormidad levantarse, y Juan lo llevaba en el auto hasta La Teja. Después, cosa lógica, dejó de llevarle. El Choncho le dijo un día: "Mirá, papá, ahí no puedo trabajar de ninguna manera..." y Juan como buen padre, le buscaba soluciones: "¿Por qué no podés?". "Me siento prisionero ahí, me defraudo, hallo ~ todo muy frío.Apenas los sonidos de los fierros me insinúan notas musicales".Juan vio que era irreversible. Pensó en iniciarlo en el negocio familiar; tampo­co... "Me gusta solamente la música, y la premonición del día del pianito se cumplió. Habla nacido para la música. Que hoy lo perpetúa. Como lo hace en Europa Daniel Viglietti, quien con tenaci­dad divulga la obra de Lazaroff. Con la misma integridad solidaria con que le llevaba los exámenes de laboratorio, de las extracciones de sangre y orina, o de punciones, en las épocas de resistencia ciclópea al mal (cáncer de médula, con metástasis), hasta aquella vez que en la sesión de quimioterapia, cuando cayó la última gotita, le dijo a su padre: "Vamo­nos de inmediato, Viejo", con una entereza impresionante. Momentos en los que Viglietti le hizo el humanitario dúo de la vida, con la misma fuerza con que aún populariza las músicas del Choncho.
De aquellos momentos previos a su muerte dice su padre: "Nunca nos dio la sensación de que iba a desaparecer. Nunca me hizo un pedido para cuando faltara... y ni se despidió, por eso no desapareció, está acá. Por ejemplo, mamá, mi hermano Miguel, mi padre, me habían hecho pedidos. Cosas que debía hacer cuando ellos faltaran. Pero Jorge no... pienso que él nunca creyó que iba a irse. Tuvo hasta el final una entereza impresionante".
El silencio reemplazó a las voces. Respirar profundo era preciso...

El viejo Solymar del "Queso"

"Nos conocimos con Jorge, a la pos-tre mi cuñado (cuenta El Flaco Raúl Castro), en Solymar, en el verano del'62. Un Solymar un poco distinto al de ahora. Donde la generación de los uru­guayos del '50 en Maracaná lograba cumplir el sueño del ranchito en el bal­neario o del garaje convertido en rancho. Mi padre y el de Jorge habían logrado esa meta. Lo conocí a Jorge, estando yo bajo el tablero del "Queso", el viejo y querido club. En tanto yo jugaba, él vino y, sin conocerme, me pidió la bicicleta prestada para salir a probarla. Demoró como cinco horas en traérmela y yo pare­cía una olla a presión echando humo, silbando de rabia. Casi nos agarramos a las piñas; era algo muy típico de él. Desde ese día hasta hoy siguió siendo mi gran amigo. Yo me casé con su hermana Rosario en el '75. La conocí cuando tenía 8 años y la echábamos, ya que no la dejaban jugar con los varones". Naci­miento de una amistad que poco menos le hizo acompañar la crianza de la que después fue novia y esposa, me fue diciendo Raúl. Jugaba al fútbol contra Juan, su futuro suegro, que "era una especie de cable pelado.. era pura pata­da. Y ya un día novio lo traté de usted y Juan me respondió: 'En la cancha me relajás todo y acá me tratás de usted, la próxima vez que me tratés así te reviento de un piñazo'".
De los veranos calientes de Solymar a los inviernos calientes de un Montevi­deo que iba camino a la dictadura a paso redoblado. "Yo era de Pocitos, pero nos reuníamos acá en el Cordón en este apartamento -sigue El Flaco-.
En él nacia Los pasteles, después Los Vagabundos, y Jorge "iniciaba" en la música a cuanto tipo encontraba. Porgue sostenía que quienes tenían dos orejas ya tenían los atributos suficientes. Era capaz de hacer una orquesta con 40 tamarises y el sonido del viento. Un abri­dor de puertas, un descubridor. Hallaba el tesoro, pero no lo usaba... un revolu­cionario en el más puro sentido de la palabra. No sé si el estaba adelante, atrás o al costado de nosotros, pero estaba en otra dimensión que servía para esto...".

Jorge es la música de la gente

"Tu cabeza estaba sintonizada en un 1 canal, donde todo lo que él hacía tenía una referencia con la realidad, pero siempre muy imaginativo, muy loco. Por eso mucha gente no lo comprendía -re­memora Raúl-. Tampoco el se propuso llegar con facilismo, como algo sine qua non. Tomaba los sonidos de la calle. Por ejemplo, te decía ese taxi tiene la bocina en La... La música de Jorge es la música de la gente. Trasciende al tiempo con su estilo desestructurador. Con Los Vaga­bundos era música ai estilo de los bailes de jóvenes de la época. Jorge era prime­ra guitarra, lo acompañaba Bonaldi, Miguel Amarillo era el bajo y Darío Otor­gués la batería. Después vino Jano y Operación y Testimonio, con muy buen rock, con Miguel López y Fernando Navarro. Después hicimos el Patria Li­bre, ya con canto politizado, partidizado, porque las circunstancias asilo determi­naban. Estábamos muy contentos con la esencia de lo que cantábamos, más allá de que hoy esas canciones parezcan anacrónicas. Pero tenían mucha frescu­ra, ésa era su riqueza. Eso se gesta en el 72, en el Comité de Base Cordón Este, que era donde militábamos. El conjunto nació para hacer finanzas. El debut fue con la cantata Santa María de Iquique, que en aquellos tiempos tenía a Rosario como tocadora de charango, con Bonal­di, Jorge y yo. Después salió Rosario, duramos dos años y pico, hasta que la dictadura nos prohibió dos discos. Se estrechaba el círculo, se nos acababa el espacio, venía el aprete a la izquierda. En el '75, mirá qué año, nos fuimos con Jorge, Jaime Roos y Bonaldi a Europa. Fuimos a pelearla. Siete meses en Espa­ña, hasta que nos expulsaron, después Francia..."

Madrid, Aluche, Camarería 98, 92 C...

Consiguieron una casa en Aluche, suburbio madrileño a 15 minutos de subte de la capital, en la calle Camarena 98,92 C. Jaime Roos siempre la recuerda porque era una casa muy creativa.
"Jorge protagonizó allí una anécdota formidable. Había una mesa que le mo­lestaba en el living cuando nuestras sesiones de música. No halló mejor fór­mula que sacarla al corredor, ponerla en la puerta de otro apartamento y tocar timbre. Salía el vecino y sorprendido lla­maba al encargado del predio y se la entregaba. Este, que conocía la mesa, se la llevaba de nuevo a Jorge. De esa manera la historia se repetía todos los días con tos otros apartamentos. Hasta que, ya cansado, el encargado del edifi­cio coligió que Jorge no la quería y no se la llevó más. De esa manera se la sacó de arriba".
Cuando el atentado de Carrero Blan­co les allanaron el apartamento. Y los desterraron, expulsaron de España a Jorge y a Raúl, en un ferrocarril que los dejaría en la frontera de España con Francia, en Los Pirineos. Se les quitaron los pasaportes, los que serían entrega­dos en la frontera. Iban sentados en un camarote y en el de atrás viajaban los custodios. En el momento cumbre de tensión, Jorge toma del brazo a Raúl y le dice muy seriecito. "Mirá, me jode horri­blemente que estos gallegos nos echen. ¿Vamos a tirarnos de cabeza por la ventana y nos volvemos a Madrid?". En Francia hallaron la mano fraterna del Sabalero, "el rey de los amigos".Luego la vuelta al paisito, donde más allá de algún bombazo en sus casas, nunca fueron presos... "Otros que tuvieron mucho menor resistencia al régimen se comie­ron cada garrón tremendo, con añares de presidio. Quizás nosotros no mereci­mos ese honor...".

"Como un pastito verde"

"El Choncho pensaba que la rebeldía del músico se debía usar para sorprender, sensibilizar, que ésa era la fun­ción del artista. Sacrificaba el éxito masi­vo a esa sensibilización. Leí hace algu-
nos días una columna de Coriún Aharonián en Brecha y decía 'Viva la utopía'.
Y me parecía leer a Jorge. La revolución,diría el Che, sigue siendo lo primero.Yeso más allá,de que forme parte de otras formas contextuales, pero la lucha por la dignidad, la ética del hombre... es la re­volución. Todo en base a la lucha por la especie. Eso es lo que hacía Jorge, con la música primordialmente, humildemente... Tuve la oportunidad de hacer algo para ayudar a que la dictadura se cayese y Jorge fue muy Importante en todo eso...", agregó Raúl Castro, "él siempre desde el punto de vista artístico,estuvo en el frente de la batalla. En el '77 con Los que iban..., con aquel espectáculo prohibido cuando nos negaron el Estadio. Tuvo iniciativas como lo que después fue el TUMP, el Taller Uruguayo de Música Popular. Formador como escuela, de la gente más revoltosa y rascadora de nuestra música. Como son aún hoy... Creo que Jorge, junto a Luisito Trochen, fueron una especie de centrojás de ese cuadro. Con una generación de músicos desestructuradores.... La historia reciente de Jorge es conocida, ya tratada por los especialistas en músi­ca. Como si fuera pintor y te hiciera un perfecto retrato tuyo y luego una locura bien abstracta. Se vuelve solista y arma Tangatos, la obra más creativa que he oído.. Después Albañil, e/Espectáculo Dos, donde él trabaja con imagen y sonido, tridimensionalmente habla con una película suya, hablan de un Lazaroff distinto al que está ahí en vivo. El periodo con Leo Maslíah, que fue como el que tuvo antes de irnos a Europa, con el Pajarito Canzani. Al final el disco Pelota al medio, con los cables más directos que había tirado a tierra. Ahí estableció puentes fundamentales con el futuro. Abrió un arcoiris.... como dice Huguito Jasa: "A Jorge y a Mateo se tes recuerda como a un pastito verde...".

La Falta y Resto

"Nuestra obra como continuadores de la de un abridor de puertas es seguir sin conformamos nunca con lo hecho, porque a la gente es a lo que tenemos que respetar. Y a la gente hay que sensibilizarla y sorprenderla todos los días-dice El Flaco Castro - Jorge fue el promotor principal de la Falta y Resto. El me decía: -'Vos tenés que hacer una murga... tenés que hacer una murga... tenés que hacer una murga'. El motor de arranque de la murga, y eso está en la historia, fue Jorge Lazaroff. El me juntó con Hugo Broccos a través de Carlitos Diano, a quienes conocía de la Asocia­ción Cristiana, y de allí armamos la Falta. Jorge después iba a salir y siempre esta-ba en el que sí, que no...porque, fiel a su estilo, descubría el tesoro y no lo usufructuaba. 'Flaco, acá tenés la Falta'.Me dio tanta manija, pero tanta manija, que acabamos haciendo la mur­ga... Participó directamente en el"88-'89 y ganamos dos primeros premios; aún la población recuerda e/Cuplé de la gente y Pepe Revolución, que lo contó como autor. No sé si era más poeta que músi­co, creo que era un gran comunicador. Lo es...".
"Hablé con Jorge" a través de Juan, su padre, de su cuñado, El Flaco Castro, de notas, cartas, sus letras y sus poesías. Pero además, una noche, de esas de luna llena, fui a Solymar y, montado en una guitarra eléctrica, tocando Doce cascabeles en un pianito de juguete, un niño dijo llamarse Jorge Lazaroff y me contó su vida,como todas sus cosas, desestructurando...Gracias,Choncho querido.




"Punta del Este, pan y mortadela"

"Cuando se hace la primera patriada y se manda a mudar en aquel verano del "65 a Punta del Este, con sus quince años... yo me quería morir. Se fue a tocar a ese coso redondo, el Arcobaleno. Después me enteré de que dormía sobre una mesa de billar. Te podés imaginar... Y Rosarito, que es muy compañera, me decía: 'Papá, vamos a verlo, vamos a verlo. ¿Quién sabe lo que estará comiendo?' Y comía pan con mortadela y eso aun salteado... Eran tiempos de vacas flacas y salimos con mi Vauxhall. Y lo que tenia que pasar, pasó, nos quedamos. Me acuerdo que a gatas pudimos llevarlo a remolque a Pan de Azúcar. Me lo tuvo que arreglar un hincha de Danubio. La cuestión es que no llegamos a Punta del Este...", fueron cuitas de don Juan.



Un recuerdo de Raúl Castro
"Pitágoras,te equivocás!"

"Si te ponías a discutir algo con él y Jor­ge pensaba de determinada manera, no lo hacías cambiar de idea ni pasándole con un tractor por encima de la cabeza. Era lo más cabeza dura que he conocido en mi vida. Es imposible hallar otro tipo que tuviera una obcecación igual por una idea, como él. Se le ponía en la cabeza que este vaso era cuadrado y aunque le trajeras a Pítágoras en persona, él le decía: '¡Mirá, Pitágoras, sos un fenómeno, pero no... este vaso es cuadrado, cuadrado!... ¿Entendés, Pitagoritas ?' Claro que era un tipo tal para las ob­viedades, para las cosas claras, algo brutal por su inteligencia. Un tipo muy inteligente, muy inteligente, muy inteligente... Muy sen­sible, muy buen amigo, una demostración de ética constante, ¿Tá?" -
Claro, Flaco... ¡Tá!

Ficha personal, gustos, preferencias

Nació en el Cordón, calle Lavalleja 2323, apartamento 1, el 28 de febrero de 1950... “Llegué con el título Mundial”.
Lecturas:“La vida de Tin-tin, y el último libro que le pedi al Flaco Raúl, fue uno de Los Beatles...”
Estudios: “Insólitamente hice liceo y escuela en el Richard Anderson, mi madre salteña tenía esas ideas de educación prolijita para los hijos. Quería que yo hablara inglés, pero mis preparatorios los hice en el glorioso IAVA. Fui a la Facultad de Arquitectura y me costaban las matemáticas como a todos...”.
Hobby: “Al fútbol de botones nadie me gana, juego con grises...”
Deportes: “Al fútbol como jás derecho era un buen pianista. Al básquetbol metía y metía. Por la garra y teniendo gol era un puntero respetable en el ataque rápido”.
Hincha: “Vamos Danubio todavía, vamos con la fuerza de un ciclón...”
Comida: “Las milanesas de mi abuela María. Las rellenas. Y las comidas húngaras como el guivet, que es arroz con manteca y pollo por arriba y por abajo; el munzancá, que es con papas fritas con carne picada y huevos... en varias carnadas. Una vez una prima mía entrevistada en la TV dijo que su comida predilecta era !el sarní!, y el conductor del programa, que no entendía nada, dijo: “Quéeeee...”.
Idolo futbolero: “ElChueco Romero. Malabarista, astuto, capaz de inventar la última jugada. Después el Carcajada Correa. Y... ¡cómo me gustaba Melgarejo! De los más nuevos... Arakem de Melo, el Blayo Douksas, el Chino Salvá...”.
Lazaroff: “Mi apellido búlgaro y mi nombre heredado de mi abuelo. Se vino tras la guerra del ‘14 en la que fue prisionero: eran tiempos difíciles. De él heredé rebeldía, obcecación, carácter”.
Compañía: “Cuando me zarpé de este mundo, conmigo estaba mi hermana Rosario, que es la más guapa de los Lazaroff. Me fui en una semana de Turismo cuando atronaban con la Vuelta Ciclista...”
En placer: “Reírme de todo. Me río de la pavada más grande. Me gustan todos los humoristas empezando por el Bananita González.”
Bebida: “Solo agua. Una grapita de vez en cuando. Soy fumador”.
Nota: ¿Me habrá cantado la justa el pibe del pianito?
"Preguntario imaginario"

—¿ Quiénes andan por ahí contígo ?
—Pepino bailando está aquí, Cachela da el tono de vuelta, con caras de corcho quemado, con voces de murgas resueltas...
—¿Qué fue de Los que iban cantando?
—De aquel confuso canto, voces mez­cladas, no sé, pienso en tas voces que lo cantaban, solo era un canto por el camino de madrugada...
—¿Y de este momento que vive el país?
—Vamo' arriba, con fe p'al segundo tiempo. Qué mal que estamos jugando... no se puede creer.
—¿Por qué el movimiento popular no desnivela a favor?
—Eso nos pasa por ser giles, por salir a buscar empates...
—¿Y la solución?
—Hay que ganar, ganar o ganar porque es nuestra el alma del Uruguay, heredera del diablo de Maracaná...
—¿ Dónde te podemos encontrar cuan­do no estás acá en Solymar, montado en la guitarra eléctrica y tocando el pianito?
—Buscame hermano, y me encontra­rás con la sencilla gente, que solo por beber
y charlar, puebla los bares junto al mar.
—¿Como hallás la vida?
—Ay, qué dura está la calle. Vamo' a meterla en la sopa para ver si la ablanda­mos...
—¿ Y con qué hacés la sopa ?
—Echá carcamanes viejos y botones sin pellejo (de los verdes) que le dan muy buen sabor, y al comedor...
—¿Definitivamente sos cantor, músico o poeta?
—Albañil yo soy, también tractor, pa'sacar del pantano los sueños embarcados..."
—¿Y la definitiva solución?
—Al túnel muchachos, al túnel del tiem­po.
Adentro muchachos. Metiendo y me­tiendo.
Al túnel muchachos, vamo'a sorprender
de punta y pa arriba
y escuchen bien...
Hay que inflar la red, que el Viento está soplando
y nos viene bien... pa romper la red...
Telón lento, para el gurisito que sigue tocando el pianito...

4 comments:

  1. Excelente artículo sobre 'El Choncho' , como se lo conocía cariñosamente en Uruguay. Y como decía Leo Maslíah: "Cómo me gustaría poder quitarle las dos f de su apellido y hacer que se volviera a levantar!!"
    Un abrazo desde el paisito!!!!

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  2. No lo puedo creer... estoy como loco!!! Resulta que entré a Technorati, hacía mucho que no entraba y de pronto, al consultar los blogs que me linkeaban, me encuentro con esta maravilla de blog!!! Saber que hay gente... más gente aún... que trata de armar la Memoria Colectiva, pahhh que bueno loco... que bueno. Te agradezco mucho el link y ya mismo estoy poniendo uno en El Gato para Las cintas... Extraño esto de los blogs, no? Cuánta catarsis... cuantas satisfacciones. Sabés que estoy escribiendo un post sobre el Choncho y de pronto me encuentro con esta maravilla. Te felicito desde lo más profundo del corazón. Desde ya te pido autorización para publicar parte de tu post. De nuevo... gracias por leer El Gato Utópico. Desde Denia... a orillas del Mediterráneo, un abrazo grande!

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  3. Gato:Bienvenido para lo que sea, té felicito por tu "Gato Utópico"me ReCope con la nota dé" Carlos Vidal".
    Hay que seguir adelanté, somos pocos pero "Buenos"..jejeje..!!
    Un Abrazo pal "Gato".

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  4. Muchas gracias por compartir este artículo. Muy interesante.

    ¡Salud!

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