Carlos Vidal y La Fragua

"Mientras Canto,el hambre mata a un inocente"

(nota de Mate Amargo1993)
"Condenándote al silencio de la gente, si hasta es indiferente de esto momento. Mientras canto el hambre mata a un
inocente,
ya dejémonos de actuar, de balbucear o
/de opinar
lo que habrá de bueno o malo en esperar.
Terminemos con la farsa de lo que
/quieren tapar
los lobos con piel de asno una vez más.
Asumamos de una vez si es del derecho
/o del revés
y pongámonos un tiempo en descifrarlo
y después tomemos cartas en el asunto
y tal vez protagonicemos juntos el gran
/cambio..."
Carlos Vidal
(de "El Espectador")
Sus primeros berridos se. escucharon en el ex Sanatorio Modelo de 18 y Beisso, hoy convertido en residencia temporal de los desalojados de la Asociación Fraternidad. Premonición quizás, que advenía al mundo hace 34 años, para asistir al derrumbe de la eufemística "Suiza de América". Su primer barrio, Ciudad Vieja, Bartolomé Mi-tre.frente al viejo Mercado, con revolotear de palomas y rumores de verduleros. Allí mismo donde había estado "El Bajo", escenario de sucesos contados magistralmente por la pluma de El Hachero. Luego se muda a Ciudadela, sesgado con el Dique Mauá, y a pesar de estar a poco más de una cuadra, cambia de barrio, enroque ciudadano de Ciudad vieja por Sur... Es que Carlos Vidal, guitarra fina, estilística, depurada, y voz de La Fragua, tenía destino de oleaje, gaviotas y chatas que dejaban el puerto con destinos de cabotajes vernáculos. Con los años vendría a su comarca adoptiva, Malvín, la "vieja barriada sin fin, junto al Buceo..." Claro que, como no podía ser de otra manera, desde "hace siete años volví al viejo Barrio Sur donde crecí, y si bien tengo enfrente la playita Mauá, hace tiempo no tomo sol, solo baños de luna..."

Cantando en el SUANP

Parece mucho más pibe que esos 34 años que no representa, en los que divide su vocación apasionada con el corretaje de los termos de una cooperativa. Pero "soy músico porque es como uno se encuentra a sí mismo, haciendo determinadas cosas. Esa profesión no se inventa, simplemente llega y uno de apoco va formándose y cuando quiere acordar está adentro de una vorágine en la que se ha vuelto uno mismo. Como cantar, hacer canciones, tocar la guitarra..."
El crecimiento del prestigio de "La Fragua"fue llegando como un rumor que venía de las entrañas de la tierra, como si las catacumbas de los lugares de la noche, el espaldarazo de La Barraca bohemia y fraterna, el boca a boca, generaran esa fama actual, más producto de una telaraña de oídos que de una campaña de marketing. "Quiero dar las gracias a ese público que gusta de lo que uno hace. Creo que el cantor popular es eso, es ir cantando. El mensaje va llegando de uno y va masiticándose, como que es mejor y más sólido. Ha sido lindo haber estado caminando estos cuatro años, a la sombra de lo que se escuchaba y no en la parte clara de la luna de la fama. En ese 'dicen que... parece que... tocan que... son así como te...'.yeso tal vez sea más verdad que cualquier publicidad".
Por ejemplo, como hombre de la Ciudad Vieja y conciencia política,haber ido a cantar y a tocar al SUANP: "Lo recuerdo con mucho cariño y espero poder seguir cantando para la barra portuaria. Allí no se cobra... el sentimiento paga. Como cuando se hace para sacar dinero para mandar a operar a alguien al exterior, o una olla popular. Y pienso que si cuatro o cinco canciones pueden llegar a dar una mano para eso, esa satisfacción lo deja a uno bien pago...

 La Dama de Gris, Montevideo

"Me considero corno un nostálgico permanente de esa Ciudad Vieja que fui viendo mular. La vi cambiar constantemente porque crecí allí. Hay pila de cosas que ya no están más, pero en mi memoria siguen estando. También le escribí a Palermo, porque es el barrio donde uno jugaba se fue criando...".
—Pero en tu titulo Ciudad Vieja se agrega "pequeña gota de sal"...
—Es por la lágrima, la lágrima.
—¿Es tan así Montevideo para que la bautices La Dama de Gris?
—Es nostálgica. Siento mucho respeto por este Montevideo, de allí lo de llamarla Dama de Gris. Tengo mucho cariño por ella a pesar de lo duro que puede ser a veces trajinar con canciones por ella o con propuestas artísticas que muchas veces no tienen esta suerte de que tú me estés preguntando esto y que yo te pueda responder... los habitantes somos nostálgicos.
—Claro Carlos, hasta melancólicos diríamos.
—Durante alrededor de un año y medio hice una experiencia en Brasil, tocando en Rio Grande Do Sul, tratando de ir trabajando con música clásica. Por aquellos tiempos no estaba tan consustanciado con el canto...
—¿Cuándo nace el canto en ti?
—Creo que sin darme cuenta lo frecuentaba desde que era chico. Lo que pasa es que por momentos lo tomaba y lo dejaba para incursionar en otras cosas. Me cuentan que a los cuatro años yo ya andaba cantando. Ya a los nueve años me acuerdo de haberlo estudiado y haber cantado en lo que era la confitería "Ateneo". De las 17 a las 22 horas los domingos cantábamos niños, y eso lo hice durante dos años. Teníamos una profesora a la que teníamos mucho cariño, que le decíamos Muñeca y aún vive en mi corazón. De noche ya los niños nos íbamos y la gente grande tocaba música típica...

Un tema con cojones

Mirá, Carlitos, tenés un tema que hay que tener cojones para haberlo hecho; se llama Los Locos. Es como jugar del lado errado, jugar a sabiendas en la escuadra perdedora, ir con un cuadro chico al Estadio a jugar con un juez exitista...
—Los Locos es una canción alegato hacia ese mundo que a veces creemos que es más sórdido de lo que en realidad es y que no dista mucho del otro, que no creemos sórdido y que a veces lo es...
—No todos los poetas, cantores, músicos se apuntan para jugar en el cuadro que pierde por la goleada del preconcepto, el prejuicio, el atraso ético.
—Sí, creo que no es fácil embanderarse con las propuestas que van de la mano de gente que está pasando problemas, que está pasando necesidades, que es incomprendida. Pero creo que es una propuesta tan válida y tan firme como las otras que gozan de tanto brillo y tanto lustre.
—Veo que en tu tema Montevideo, se le agrega "El bolero del exilio"...
—Éste bolero masculino sobre Montevideo es una pareja que siente la separación, lo viven como pareja. Viven la separación de la ciudad como quien se separa de su ser amado,tanto el hombre como la mujer, y al paso del tiempo es simplemente eso, ese sabor que nos deja ese romance que no es con una persona sino con la ciudad que nos cobijó, nos vio crecer, que nos formó. Porque creo que estamos fundamentalmente formados de eso, de Montevideo, donde las paredes grises, las gaviotas, los veranos en la playa Ramírez, con esa rambla...
—Hay veces que no hay otro rumbo que escribir al estilo discepoleano, o a lo Celedonio Esteban Flores o Cadícamo, o como aquello de que "si habrá crisis bronca y hambre, que el que compra un rial de fiambre hoy se morfa hasta el piolín"...
Y Carlos queda pensativo...
—Sí, hay algunas canciones que todavía no han salido a luz, que muestran esa veta, que hablan de ese tipo de situaciones. Profeso un gran amor hacia toda esa temática. En el primer larga duración hay un tema que se llama Inventario, que habla de la gente que no llega a morfarse el piolín, pero que andan ahí...
—Pero tú en lo personal, ¿pasaste hambre alguna vez?
—Un poco; pasar hambre propiamente dicha es algo muy serio, como también se pueden pasar distintos tipos de hambre. Y cuando dije un poco me refería al hambre de los alimentos, pero hay hambre de amor, hay hambre de paz en el mundo...
—Si yo te diera una varita mágica y te diera la facultad con ella de eliminar un problema de la humanidad, solo uno, ¿cuál elegirías?
—El hambre, el hambre esa de que hablábamos. La única guerra que yo declararla es al hambre...

Pretiles en la alta noche

?Cómo te cae, con tu humildad, esa llana forma de ser, enfundado en tu gorra de maquinista, que se hable tanto de ti?
—Por un lado es una alegría saber que ese trabajo que venís haciendo desde hace tantos años empieza a tener cierta recompensa, por lo menos a nivel de los comentarios de gente a la que le van llegando las canciones. Creo que es simplemente el comienzo de un trabajo que tiene que seguir como el primer día.
—Claro, pero hay gente que tiene una sola faceta, pero otros son multifacéticos, y tú apuntas en el comentario de todos como invicto, sin fallas, sin grietas personales... sos músico por formación, pero como tipo todos elogian que bajo la piel estés lleno de persona, de esas que los amigos se jactan de serio, y vas en camino de ser ídolo; eso debe ser una conmixtión a veces hasta pesada de cargar sobre uno mismo, porque de repente hasta desconocés esos juicios sobre tí.
—Es un aprendizaje mutuo de la gente con uno y de uno con la gente. Irse dando, que es importante lo que se dice en cada canción, que va a trascender mucho más de lo que uno pensaba en el cuarto de su casa, o cuando en reunión de amigos hemos mostrado dos o tres temas más de los que algún día integrarán una placa o no. Pero lo positivo es vivir revisando lo hecho y mejorar cada día más...
Y eso se aprecia, cuando en las brumas de la noche, del viejo y romántico local de La Barraca, sale como si se tratara de una taberna en Liverpool, Soho, el Barrio Gótico, Copacabana, La Recoleta o Portland, un sonido precursor, aleación de palomas y gaviotas, Mercado Central y Dique Mauá, overoles del SUANP y conservatorio, cerebro y conciencia. Porque todo eso es La Fragua que sacude los pretiles de la alta noche, de la Dama de Gris...

Cómo pare un hijo el pueblo

Hace un año, sin haber editado aún su primer larga duración, Carlos Vidal y La Fragua hacían el "milagro" -la realidad-de, en esas condiciones, llenar el Teatro Solís. Fue el bautismo de fuego. La parición de un hijo del pueblo. Hoy, con cuatro años de vida, una temporada ininterrumpida en la fraterna casa de La Barraca, en Daniel Muñoz y Defensa, que se remonta a noviembre del año pasado, habla a las claras de un auténtico fenómeno popular... "Cuando se inicia este grupo -se explaya Carlos Vidal- hay un saxofonista como Jorge Pe-reira, que si bien toca un instrumento del jazz, viene de la vertiente de la música brasileña, en la que trabajó mucho. Un instrumentista como José Arce, que toca bajo eléctrico, guitarra, y que ha acompañado a Mariana García vigil, grabó discos con Paco Trelles y Los Solitarios, y que también es un músico distinto, de otra formación, más bien clásica, de conservatorio. Augusto Santana, desde su batería, con una formación clásica pero frecuentando las vertíen-tes del rock and roll. La percusión de Pipo Ésmoris, del barrio Palermo, refleja nítidamente esa influencia, y en los teclados Gustavo Dilandro, que es el más joven. Y pienso que el nombre La Fragua viene un poco por esa reunión de distintas vertientes musicales. El nombre salió de unas reuniones muy largas, sobre si debíamos bautizarnos con nombre alguno o no. Surgió de un montón de nombres que largó el compañero Jorge Pereira".
Como dice Milton Pereira, incansable promotor de esta cultura:
"Hoy acaricia la mágica culminación de estar comunicándose con nosotros en el máximo teatro de la otoñal Dama de Gris en el sótano se prendió una luz sopla La Fragua, pega en los huecos abracemos las melodías..."