Leo Brouwer - Brouwer Intérprete Vol II (2000)01- siciliana
02- don eladio
03- estilo popular argentino
04- sonatina meridional- campo
05- sonatina meridional- copla
06- sonatina meridional- fiesta
07- pantomima del ballet ''el amor brujo''
08- farruca de ballet ''el sombrero de tres picos''
09- estudio no. 7
10- preludio
11- maxixa (choro)
12- preludio (dolor)
13- sarabanda de la suite no. 17 para laud
14- sonata para guitarra- preludio
15- sonata para guitarra- variaciones
16- sonata para guitarra- danza.
Mp3:256 Kbps
02- don eladio
03- estilo popular argentino
04- sonatina meridional- campo
05- sonatina meridional- copla
06- sonatina meridional- fiesta
07- pantomima del ballet ''el amor brujo''
08- farruca de ballet ''el sombrero de tres picos''
09- estudio no. 7
10- preludio
11- maxixa (choro)
12- preludio (dolor)
13- sarabanda de la suite no. 17 para laud
14- sonata para guitarra- preludio
15- sonata para guitarra- variaciones
16- sonata para guitarra- danza.
Mp3:256 Kbps
Presentamos ante ustedes el CD "La obra guitarristica de Leo Brouwer" Volumen II: "Brouwer, intérprete", rigurosa y eficaz recopilación realizada por la destacada directora María Elena Mendiola, basada en dos álbumes importantes dentro de la discografía nadonal del insigne maestro cubano. Uno de ellos recoge las primeras grabaciones de Brouwer para la EGREM en un registro titulado " Música para guitarra, Leo Brouwer", con obras latinoamericanas y cubanas de Villalobos, Ponce, Fariñas, Ardévol y del propio Brouwer; y el segundo, titulado "De Bach a los Beatles", de 1981, con una muy lograda y fusionada panorámica del atractivo mundo sonoro europeo y del continente americano plasmado en la guitarra.
Con esta nueva recopilación se reafirma la alta maestría interpretativa de este consumado guitarrista, de esa llamada "galaxia": Leo Brouwer, como fuera mencionada en cierta ocasión por la critica especializada extranjera, al considerar su pleno dominio técnico y expresivo a la hora de interpretar autores y estilos diversos.
Una vez más, Brouwer se consolida como el digno y único heredero del inmortal artista paraguayo Agustín Barrios Mangoré, ya que desde los tiempos de aquel no existe otro guitarrista en América que brille con tal magnitud en su doble condición de intérprete y compositor.
El disco se inicia con una siciliana de J.S. Bach transcrita para la guitarra por el propio Brouwer. En este tipo antiguo de danza, de movimiento lento, ritmo ternario y ondulante y que estuviera muy en boga durante el siglo XVIII, el Maestro Leo logra un tejido de fino brocado con su magistral y precisa ornamentación.
A continuación, nos ofrece dos aires populares argentinos con logradas armonizaciones, de Jesús Ortega y Miguel Llobet respectivamente, en las que Brouwer desentraña toda la melancolía que encierran estas canciones pampianas.
Del considerablemente amplio catálogo de obras para guitarra del mexicano Manuel M. Ponce sobresale su ciclo de sonaras: Sonata Mexicana (1923); Sonata III (1927); Sonata Romántica (1929); Sonara Clásica (1930) y finalmente, su Sonata V o Sonatina Meridional (1932) dedicada al maestro Andrés Segovia, en la que el autor da su versión muy particular del mundo hispánico. Es precisamente con esta composición que Brouwer nos brinda una visión antológica desde el punto de vista interpretativo de una obra obligatoria en el repertorio de los grandes guitarristas. La Sonatina Meridional sirve de enlace al momento climax del CD, cuando sus seis cuerdas nos ofrecen "Pantomima" del ballet" El Amor Brujo" y " Farruca" del ballet " El sombrero de Tres Picos", ambas composiciones nacidas de la inspiración de Manuel de Falla, aquel ilustre
compositor gadilano que escribiera solamente una obra para la guitarra," El Homenaje a Debussy" (la cual según el Juicio de Emilio Pujols abrió una nueva era en la historia del instrumento) pero que, sin embargo, en sus piezas pianísticas y orquestales siempre pensó en la guitarra. El maestro Brouwer, .con sus maravillosas y atractivas transcripciones, hace realidad este sueño oculto de Don Manuel y vierte toda la atmósfera de pasiones y ternura que vibran en el pueblo andaluz.
A continuación, se nos presenta un segmento de piezas breves en el siguiente orden: Estudio N, 7 de Heitor Villalobos (perteneciente a la sene de doce y equivalente por su importancia al ciclo de los Estudios Trascendentales compuestos para piano por Frank Liszt); el hermoso Preludio de Carlos Fariñas (uno de los temas del film "Soy Cuba"); la Maxixa (Choro) de Joao Pemambuco en la que se desborda la frescura y el sabor de la música brasileña y, en contraste marcado, el preludio "Dolor del Padre San Sebastián" obra cargada de un puro misticismo. Una vez más, Leo se convierte en un poderoso"Rey Midas" al dar un acabado áureo a estas miniaturas sonoras que, por si solas, dignifican el programa de cualquier concertista. Ya en las postrimerías del disco, un retorno cíclico nos traslada bruscamente a la Europa dieciochesca con una encantadora Sarabanda de uno de los más grandes laudistas de su tiempo, el ale-
mán Silvius Lecpold Weiss, consolidándose nuestro intérprete nuevamente como un maestro de la ornamentación barroca.
El registro concluye con una obra fundamental del repertorio guitarristico cubano: la Sonata del barcelonés José Ardévol, escrita en 1948 y dedicada al notable maestro José Rey de la Torre, que hiciera su estreno absoluto en Woodstock, Nueva York, el 3 de septiembre de 1950. Por su Importancia, sus grandes dificultades técnicas y su latente cubanía, se convierte esta obra en el lógico epílogo de este disco.
Sin dudas, Leo Brouwer es una de las personalidades artísticas más sólidas de nuestra cultura. Su vasta labor en el terreno de la música ha sido reconocida en las más disímiles latitudes, por los más renombrados artistas y exigentes criticos. Por ello, en el libro de Maurice Sumerfield titulado "La guitarra clásica, su evolución y sus intérpretes desde 1800" se hace justicia a la trayectoria de Brouwer al aparecer su nombre en el tronco central de un árbol genealógico donde se encuentran nombres tan ilustres como Femando Sor, Mauro Giuliani, Julián Arcas, Francisco Tárrega, Miguel Llobet, Andrés Segovia, Agustín Barrios Mangoré, Ida Prestí, Julián Bream, John Williams y Manuel Barrueco.
Este delicioso álbum que les presentamos reafirma esa gran maestría artística de Leo Brouwer.
Con esta nueva recopilación se reafirma la alta maestría interpretativa de este consumado guitarrista, de esa llamada "galaxia": Leo Brouwer, como fuera mencionada en cierta ocasión por la critica especializada extranjera, al considerar su pleno dominio técnico y expresivo a la hora de interpretar autores y estilos diversos.
Una vez más, Brouwer se consolida como el digno y único heredero del inmortal artista paraguayo Agustín Barrios Mangoré, ya que desde los tiempos de aquel no existe otro guitarrista en América que brille con tal magnitud en su doble condición de intérprete y compositor.
El disco se inicia con una siciliana de J.S. Bach transcrita para la guitarra por el propio Brouwer. En este tipo antiguo de danza, de movimiento lento, ritmo ternario y ondulante y que estuviera muy en boga durante el siglo XVIII, el Maestro Leo logra un tejido de fino brocado con su magistral y precisa ornamentación.
A continuación, nos ofrece dos aires populares argentinos con logradas armonizaciones, de Jesús Ortega y Miguel Llobet respectivamente, en las que Brouwer desentraña toda la melancolía que encierran estas canciones pampianas.
Del considerablemente amplio catálogo de obras para guitarra del mexicano Manuel M. Ponce sobresale su ciclo de sonaras: Sonata Mexicana (1923); Sonata III (1927); Sonata Romántica (1929); Sonara Clásica (1930) y finalmente, su Sonata V o Sonatina Meridional (1932) dedicada al maestro Andrés Segovia, en la que el autor da su versión muy particular del mundo hispánico. Es precisamente con esta composición que Brouwer nos brinda una visión antológica desde el punto de vista interpretativo de una obra obligatoria en el repertorio de los grandes guitarristas. La Sonatina Meridional sirve de enlace al momento climax del CD, cuando sus seis cuerdas nos ofrecen "Pantomima" del ballet" El Amor Brujo" y " Farruca" del ballet " El sombrero de Tres Picos", ambas composiciones nacidas de la inspiración de Manuel de Falla, aquel ilustre
compositor gadilano que escribiera solamente una obra para la guitarra," El Homenaje a Debussy" (la cual según el Juicio de Emilio Pujols abrió una nueva era en la historia del instrumento) pero que, sin embargo, en sus piezas pianísticas y orquestales siempre pensó en la guitarra. El maestro Brouwer, .con sus maravillosas y atractivas transcripciones, hace realidad este sueño oculto de Don Manuel y vierte toda la atmósfera de pasiones y ternura que vibran en el pueblo andaluz.
A continuación, se nos presenta un segmento de piezas breves en el siguiente orden: Estudio N, 7 de Heitor Villalobos (perteneciente a la sene de doce y equivalente por su importancia al ciclo de los Estudios Trascendentales compuestos para piano por Frank Liszt); el hermoso Preludio de Carlos Fariñas (uno de los temas del film "Soy Cuba"); la Maxixa (Choro) de Joao Pemambuco en la que se desborda la frescura y el sabor de la música brasileña y, en contraste marcado, el preludio "Dolor del Padre San Sebastián" obra cargada de un puro misticismo. Una vez más, Leo se convierte en un poderoso"Rey Midas" al dar un acabado áureo a estas miniaturas sonoras que, por si solas, dignifican el programa de cualquier concertista. Ya en las postrimerías del disco, un retorno cíclico nos traslada bruscamente a la Europa dieciochesca con una encantadora Sarabanda de uno de los más grandes laudistas de su tiempo, el ale-
mán Silvius Lecpold Weiss, consolidándose nuestro intérprete nuevamente como un maestro de la ornamentación barroca.
El registro concluye con una obra fundamental del repertorio guitarristico cubano: la Sonata del barcelonés José Ardévol, escrita en 1948 y dedicada al notable maestro José Rey de la Torre, que hiciera su estreno absoluto en Woodstock, Nueva York, el 3 de septiembre de 1950. Por su Importancia, sus grandes dificultades técnicas y su latente cubanía, se convierte esta obra en el lógico epílogo de este disco.
Sin dudas, Leo Brouwer es una de las personalidades artísticas más sólidas de nuestra cultura. Su vasta labor en el terreno de la música ha sido reconocida en las más disímiles latitudes, por los más renombrados artistas y exigentes criticos. Por ello, en el libro de Maurice Sumerfield titulado "La guitarra clásica, su evolución y sus intérpretes desde 1800" se hace justicia a la trayectoria de Brouwer al aparecer su nombre en el tronco central de un árbol genealógico donde se encuentran nombres tan ilustres como Femando Sor, Mauro Giuliani, Julián Arcas, Francisco Tárrega, Miguel Llobet, Andrés Segovia, Agustín Barrios Mangoré, Ida Prestí, Julián Bream, John Williams y Manuel Barrueco.
Este delicioso álbum que les presentamos reafirma esa gran maestría artística de Leo Brouwer.
Luis Manuel Molina.
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